miércoles, 5 de marzo de 2008

Hermandad y Trono del Santísimo Cristo de la Salud

Penitentes: 128.
Color: túnica y capuz blanco, capa roja y fajín rojo, y escapulario
Trono: 58 anderos.
Imagen: Anónimo (finales del siglo XV)
Tronista: Manuel Lorente (1976)
Peso del trono: 1050 Kg
Iglesia de Culto: Iglesia-Museo de San Juan de Dios.



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EL CRISTO DE LA SALUD

Por Cristobal Belda Navarro.
Conocido actualmente por esta advocación, el titular de la Cofradía de la Salud es una pieza enigmática y de difícil atribución. Situado hasta tiempos recientes en las dependencias del viejo Hospital de San Juan de Dios, su aspecto patético y doliente le valió ser protagonista de milagros y encendidas devociones que nunca aclararon las dudas existentes sobre su lugar de origen y destino.

Estos son, sin duda, los primeros problemas que presenta esta controvertida pieza, relacionada con antiquísimas devoluciones que, si bien prodrían conectar con la cronología establecido, no aportan datos clarificadores. Lo cierto es que en una relación de bienes del Hospital, correspondiente al siglo XVIII, aparece identificado como Cristo del Amparo y que Javier Fuentes y Ponte, por motivos desconocidos, le consideraba hecho de cartón. Sin embargo existe una antigua identificación que prueba haber recibido culto en una de las primitivas capillas del viejo Hospital. El día 2 de abril de 1660 el regidor de Murcia, Juan de Zarzosa compró al Hospital de Nuestra Señora de Gracia una capilla y enterramiento "so invocación de Nuestra Señora del Buen Suceso". Al establecerse las condiciones de venta y los límites del recinto -que lindaba con la sacristía, copíllo de los Abellones o de la Asunción y con el propio hospital- se indicaba que entre el ajuar litúrgico y de culto había "una echura de Nuestro Señor Jesucristo crucificado de bulto", el cual se entregaba con el espacio objeto de venta a los nuevos propietarios, a excepción de la imagen de Nuestra Señora del Buen Suceso y otras esculturas que quedaban en poder del Hospital, pues eran de su propiedad. No hay duda de que el protocolo notarial hacía referencia al llamado Cristo de la Salud como los posteriores inventarios citados en otro lugar de este volumen.

Es este crucificado una obra singular que en la escultura local llena el vacío existente entre los trabajos de ornamentación catedralicios de finales del siglo XV y las grandes iniciativas emprendidas ya en pleno Renacimiento. Es conocida que en el transcurso de los años que median entre 1507 (finalización de la Capilla de los Vélez) y 1578 (aparición de los primeros maestros renacentistas) sólo una obra de envergadura se estaba acometiendo (el desaparecido retablo mayor de la Catedral), en cuya talla y ensamblaje participaron hábiles escultores encabezados por el maestro Antonio. El incendio de 1854 consumió tan fantástica obra, elogiada por el Lodo. Cascales, con lo que las posibilidades de análisis y comparación no son posibles a la hora de plantear una hipotética aproximación a los maestros locales.

A pesar de todo, los rasgos anatómicos del Cristo y el evidente arcaísmo que todavía muestra su talla, son deudores de la tradición gótica, aunque el giro expresivo de su rostro ya sugiere una cronología que debe situarse en las primeras décadas del siglo XVI. Con todo, los valores fundamentales de esta obra son algo más que los de una simple referencia formal a una escuela determinada -¿la castellana?- pues sirve de punto intermedio para llenar la laguna existente en la escultura local, de la que apenas conocemos nombres aislados y ninguna obra conservada.

Seguramente el Cristo de la Salud añade otros valores a los aquí reseñados. La idea de la muerte que muestra la obra y la genial solución de su expresivo rostro prolongaron en el tiempo la mística visión que durante el gótico se tuvo de este tema, pues el sentimiento intimista y romántico del franciscanismo contribuyó a superar los viejos estereotipos. La crucifixión se prestaba, por otra parte, a aunar el virtuosismo técnico del artista, en la creación de formas anatómicas veraces y realistas, a la atmósfera doliente que su visión sugería.

El Cristo de la Salud, más allá de los enigmas que se ciernen sobre sus orígenes debe ser considerado por el momento como uno de los más antiguos crucificados murcianos realizado durante el reinado de los Reyes Católicos.
Madera policromada. 7,85 m. aprox. Principios del s. XVI.

Stmo. Cristo de La Salud, Domingo de Ramos del 2013. A dos días de la Procesión del Martes Santo, Murcia